Mesedez. cántame un bertso > Bertso Standeo

El archivo de dibujos de bertsolaris fue creciendo y ¿Por qué no exponerlos? Surgiendo así la idea de presentar este proyecto en Getxoarte´08. Al mismo tiempo, de proponer a algunos bertsolaris de ALBE, la escuela de bertsolarismo de Al­gorta la colaboración en este evento. Con la intención de poder mostrar y compartir este trabajo a la gente que me acerco al bertsolarismo y llevar un poco del folklore del lugar a los círculos del Arte Contemporáneo.

Tras el título que engloba esta idea Mesedez, cántame un bertso (Por favor, cántame un verso), respondieron a tal petición, cuatro bertsolaris de Algorta. A los cuales propuse que cantaran el Sábado 6 de diciembre de 2008, recorriendo la carpa de Getxoarte´08 a modo de bertso-poteo,(actuación de bertsolaris, donde estos van recorriendo las taber­nas de un pueblo o barrio de ciudad, cantando bertsos en el transcurso del recorrido y tomando algo de beber en cada uno de los establecimiento). Así que tomando esta idea, la acción programada fue titulada Bertso-standeo. Pero, aquí no habría tabernas que visitar, pero si stands con obras de jóvenes creadores, que comentar. Donde no hubo Gai-jartzaile, persona encargada de proponer los temas a los bertsolaris para que estos improvisen sobre ellos en el acto. En este evento singular, los propios temas a tratar fueron dados por las obras de los participantes de Getxoarte´08. De este modo los bertoslaris tuvieron que recorrer la feria tomando el rol de críticos de arte. Cantando bertsos sobre la valoración estética y conceptual de las obras que llamaron su atención, junto al humor que los caracteriza.

La acción bertso-standeo se presentaba como algo novedoso tanto para los espectadores como para los propios bertsolaris. Como expresaba, días antes de la inauguación de la muestra, el títular del periodista Gerardo Elorriaga: “Entre tanto creador hay de todo: desde pintura figurativa hasta bertsolaris que comentan la muestra."

En cualquier evento festivo euskaldun, suele haber bertsolaris, pero nunca antes en Getxoarte. Esto es una feria de arte, no hay folklore. Lo más cercano a pensar lo contrario sería la presencia de un txistulari y un dantzari que interpretan cada año el aurresku en el acto inaugural junto a las llamadas autoridades del municipio. Como personajes traídos de otro planeta o de otro tiempo, que viene y se van, sin más.


¿Artista O bertsolari?

Artistas y bertsolaris a simple vista, pueden parecer mundos paralelos, pero desde mi parecer, tienen un gran semejanza a la hora de desarrollar su práctica. Ambos son cre­ativos, ahondan en la imaginación. Uno juega con la palabra oral y el otro, en cambio, con todo lo que esta a su alcance. Los bertsolaris crean, improvisan con sus palabras reflexionando sobre la vida, el amor, la muerte, la pena, las drogas, el Rock and Roll etc. Mientras que los artistas que exponen en Getxoarte utilizan como vía de expresión el vídeo, la fotografía, el dibujo, la pintura, el sonido, incluso la palabra pero de forma diferente para igualmente reflexionar también sobre la vida, el amor, la muerte, la pena, las drogas, el Rock and Roll etc. Ambas prácticas experimentan la ac­ción de crear. Siendo el contexto histórico-espacial que les rodea un elemento esencial, para ambos, como para cualquier creador. Este es uno de los factores en donde se diferencian; aunque vivan en un mismo momento temporal so­ciocultural, los círculos donde realizan sus movimientos son distintos. Como me pregunto Santiago Barber:¿Cuanta perfomatividad hay en un espectáculo flamenco? Ahora me pregunto yo: ¿Cuanta perfomatividad hay en una sesión de bertsos?

"Nos hemos dado cuenta que lo que hacemos los bertsolaris desde hace cientos de años, es una performance. El momento de crear y de mostrar al mundo es el mismo. En la mente de un bertsolari, cuando se lanza un tema, se produce un torbellino. (…) Lo primero que surge del torbellino es una palabra o una idea. Primero hay que valorar si esa idea se ajusta a lo que tu piensas, luego crear una frase que acabe en una rima, después calcular si tienes suficientes rimas de esa familia para completar el bertso y todo eso en quince o veinte segundo. Ahí se forman un montón de líos en la cabeza.(1)

En diferentes edi­ciones Getxoarte, incluso ese mismo año, se desarrollaron actuaciones efímeras: performances, conciertos, etc. Llevados a cabo por los propios artistas expositores de la feria. De este modo, el público puede ser sorprendido por esta clase de acciones, pero mayoritariamente, vienen predispuestos a encontrarse con ellas.

¿Qué tipo de sorpresa genera al espectador de Getxoarte encontrarse con una sesión de bert­solaris? Una expresión reconocible y característica de la cultura popular de lugar. ¿Que diferencia hay entre el público que acude a Getxoarte y el que va a una sesión de bertsos?

Getxoarte es un Salón de Artes Emergente, actualmente en vigor, aunque con una estructura diferente. En el año 2008 funcionó mediante una convocatoria pública; donde fuimos seleccionados aproximadamentecincuenta jóvenes participantes. Estudiantes de Bellas artes o jóvenes creadores nacidos en Vizcaya, hasta los 35 años de edad. Reuniendo todo tipo de opciones artísticas, desde los proyectos más per­sonales hasta proyectos colectivos. Para ello la organización, el Aula de Cultura de Getxo, monta, cada año, una gran carpa en la Plaza de la Estación de Las Arenas, dividida en diferentes es­pacios, a modo de feria.

Con el objetivo –según indicaban las bases de participación– de fomen­tar e impulsar la creativi­dad artística plástica y visual emergente en en el País Vasco y actuar como una plataforma de exhibición para abrir nuevas vías y oportunidades a los jóvenes creadores; dando a conocer su trabajo (en muchos casos, por primera vez) y relacionarse de forma directa con aquellas personas interesadas en sus obras, ya se trate de público o profesionales del sector.

Este encuentro destaca por ser una experiencia práctica de exhibición de la obra de arte y además suele atraer a un gran número de personas vinculadas con las artes plásticas del contexto local: profesores de Bellas Artes, alumnos, críticos de arte, comisa­rios,etc. También curiosos vecinos, familiares de los expositores y público en general con interés hacia las artes. Fue un fin de semana intenso para los artistas que fuimos seleccionados. Donde experimentamos montar y desmontar nuestros proyectos y además vivir este mismo proceso en los trabajos de compañeros y amigos. Generando un caluroso y rico ambiente de co­munidad creativa, donde establecer contactos, relaciones, a modo de campamento de verano. A pesar de que las últimas ediciones hayan sido en el mes de diciembre. Es un fin de semana de trabajo, pero también de celebración.

¿Qué ocurre cuando adentran tres bersolaris a un Salón de Artes Emergente y comienzan a recitar bertsos sobre las obras expuestas?; ¿Cual es la reacción del público?; ¿Cual es la reacción de los artistas par­ticipantes? ¿Cuál es la reación de la oragnización?
La respuesta del público asistente aquella tarde en el Salón de Getxoarte fue muy positiva. Los bertsolaris tardaron en llegar. Había un cartel, en mi stand, que anunciaba el evento. Y la gente no hacía más que preguntar: ¿Cuándo vienen? Y, como todo lo bueno se hace esperar. Al final llegaron, Pello Etxebarria, Josu Landeta e Unai Larrazabal. Nin­guno de los tres habían estado antes en Getxoarte, (...) y eso que viven en Getxo. Estaban nerviosos y entusiasmados. Además de añadir que un cuarto bertsolari - albokari, que nunca llego, iba a traer su instrumento para acompañar el transcurso de la acción y además un amplificador móvil, para poder recorrer la feria con una considerable presencia sonora. Esta falta, genero un poco de inquietud sobre como afrontar la puesta en escena.

Abrimos una botella de vino, brindamos rodeados de todos estos dibujos y hacer lo que mejor saben: Improvisar. Comenzaron en mi stand, donde había un pequeño equipo de sonido fijo. El público se fue acercando progresivamente, y los bertsolaris tras las risas y la buena disposición de sus oyentes se fueron animando. Cerca había una pequeña mesa con pintxos de tortilla, queso, nueces y vino para todo el que quisiera. De repente Getxoarte parecía la plaza de un pueblo en fiestas y mi stand una taberna.

Estuvieron rato en mi stand, comentando los dibujos y se despidieron con este bertso que cantó Pello, para comenzar a recorrer la carpa. El poteo era móvil también, en un carro de la com­pra íbamos llevando el vino como brindis inaugural en cada stand.

El murmullo incesante de la sala permitía escucharlos, pero en un radio bastante acotado; esto ocasionó que el público se fuera re­duciendo. Hubo risas, aplausos. Los participantes de Getxoarte, estaban encantados. Muchos artistas llamaban a los bertsolaris, como Ohiana Vicente: ¡Venid! ¡Venid a mi stand!; y allí fueron ellos encantados ha cantar.

Observando las reflexiones creativas realizadas ante estas la piezas, opino que más que críticos de arte, fueron artistas hablando de lo que hacen otros artistas que usan códigos diferentes a la hora de crear. Por otro lado, sorpresa para muchos espectadores se acentuaba al saber que estos tres bertso­laris, habían sido invitados por una foránea andaluza. Y curioso fue también, que muchas de las obras comentantadas por estos improvisadores, eran de artistas emergentes que no hablan euskera, como el caso de Carlos Castro. La reacción de estos ante los bert­solaris fue amable y curiosa, preguntando el significado de estos cantes a aquellos que si entendían sus palabras, para poder compartir las risas que generaban. Ahora, os pregunto; ¿Es posible disfrutar de un espectáculo donde se carece del conocimien­to de los códigos expuestos para el disfrute del mismo? Yo pienso que si, y de echo, lo he experimentado en numerosas ocasiones. Contem­plar desde una mirada foránea y sensible, atendiendo a otras cuestiones que generan la puesta en escena de estos individuos. Además de prestar atención en lo sonoro, desde otra perspectiva más abstracta. Los sonidos, como los olores, tienen una capacidad ex­traordinaria de movilizar los sentimientos más íntimos. El bertsolari, actúa sin la ayuda de ningún instrumento musical, pero como he comentado antes, su bertso es siempre elaborado cantando.

De repente, como un jarro de agua fría, apareció un hombre preguntado por mi. Me retire junto a esta persona, que no había visto antes, para ver que quería. Y comenzó a decir en un tono violento que estaba faltando el respeto a mis compañeros, que la gente que estaba oyendo a los bertsolaris, impedía el paso de los visitantes de la feria y que no había pedido permiso a nadie, ni a mis propios compañeros. Mis oídos quedaron atónitos. ¿Quién es este señor? De la forma más cordial que pude intente explicarle que había presentado un proyecto, donde bien explicaba esta acción y la organización lo había aceptado. Incluso le comenté que había un panel en mi stand donde se anunciaba y que antes de la inauguración del salón, había aparecido este evento publicado en prensa. Donde bien se expresa que este año habría bertsolaris comentando las obras expuestas en colaboración con el proyecto una foránea andaluza. Además, los visitantes en el transcurso de la acción habían circulado con una moderada normalidad, ya que el público que rodeaba a los bertsolaris era pequeño por el escaso radio sonoro que emitían con sus voces, (...) aunque esto estaba previsto de otra manera. Esta persona parecía que hacia oídos sordos a mis palabras y mi modo de entender, encontraban poco sentido a las suyas. Entrando en una discusión sin vistas a tener una afable resolución. No comprendía la reacción negativa de este señor, frente a lo que el resto de las per­sonas presente estábamos compartiendo. ¿Quién era esta persona capaz de armar ese debate incongruente con el objetivo de concluir la acción? Pero, ¿Por qué? Yo había presentado un proyecto, y entiendo que si la organización lo acepta esta debe ser la encargada de velar por una buena ejecución del mismo. En ningún momento pensé que podría faltarle el respeto a nadie, todo lo contrario. Pretendía ser una acción festiva donde compartir un rato agradable junto a mis compañeros. Opino que todos los que mostrábamos nuestros trabajos, aquel fin de semana en Getxoarte, quería­mos escuchar opiniones sobre él. Y las críticas o reflexiones expuestas bajo la mirada de estos bertsolaris estaba desarrollándose desde la bondad y el humor que los caracteriza como personas y artistas.

Tras la disputa, al juntarme con los bertsolaris, pude saber que se conocían ha esta persona, viven en el mismo pueblo. Y este señor, resultó ser el Director de la Casa de Cultura de Getxo en aquella época. Yo, no podía dar crédito a lo sucedido. ¿Por qué?; ¿Porqué ese modo ordenar la clausura tajante a una acción que estaba programada? Nos dirigimos hacia mi stand, para realizar el agurra (la despedida), dedi­cando varios bertos a lo sucedido. Al día siguiente, la comisaría de la Getxoarte, Alicia Fernández, vino a pedirme disculpas, por lo ocurrido. (...) Pero, mi indignación aquel año como participante de Getxoarte, no solo vino por lo suce­dido aquella tarde del 6 de diciembre. Añadir también la censura en el catálogo sobre mi proyecto. Según la organización:

"Con el objetivo de fomentar el conocimiento de los partici­pantes en Getxoarte y de sus trabajos, se edita un completo catálogo. En éste figurarán todos los artistas, una muestra de su trabajo, así como los aspectos más relevantes de sus respectivos currículum. Así, el catálogo supone un eficaz instrumento para avalar la trayectoria de los participantes, constituyendo una notable tarjeta de presentación."

Un mes antes de la celebración del salón, los artistas seleccionados para la mues­tra deben enviar a la organización una imagen representativa de la obra expuesta, una fotografía del artista o colectivo y los datos más relevantes de su trayectoria artística, su currículo. Así como el mail o pagina web, como dato de contacto. Para ello, quede con el grrupo de bersolaris para realizarnos una fotografía conjunta. La cual envié a la organización como fotografía de artista. Además de indicar claramente tanto en el proyecto presentado anteriormente como en el material enviado para el catálogo que los autores del proyecto eran Laurita Siles + ALBE, (Algortako Bertso Eskola). Adjuntando los nombre y apellidos de cada uno de los bersolaris, la página web de la escuela de bertso y posteriormente mis datos curriculares.

La triste sorpresa al ver el catálogo impreso fue que la foto de artista había sido recortada. Solo apareció mi cara. Y de igual forma fue el recorte de los datos de contac­to. Toda información sobre la participación de los bertsolaris había sido censurada ¿Por qué? Las respuesta que pude obtener tras preguntar a la organización fue: En el catálogo solo debe aparecer la imagen del artista y sus datos. No se puede hacer publicidad a nadie. Solo pude responder: ¡No habéis entendido na da!

La realidad bajo mis ojos era que habían manipulado mi imagen como artista, des­virtuando el significado del proyecto. ¿Por qué? ¿Por qué recortar una fotografía? Sin avisarlo, antes de su publicación. ¿Por que no pueden aparecer estas personas que par­ticipan en el proyecto? Son artistas, también, dentro de él. ¿Por qué interrumpir la con­tinuidad una acción programada? ¿Por qué seleccionan un proyecto que no lo dejan ser tal cual es?

Bajo una personal percepción, y con todo el respeto hacia a las personas aquí men­cionadas. Creo que las respuestas son otras. Que se escapan del ámbito de lo artístico, pero que claramente le afectan. Tal vez, haya que buscarlas en la complejidad de la problemática política social que se vive en Euskara Herria. Dentro de las relaciones vecina­les de una pequeña comunidad como Getxo.

1. EGAÑA, Andoni. Bertsolari. Largometraje documental Dirigido por Asier Altuna, 2011