Homenaje a Pakito
Pakito era un delfín, que llegó al puerto de Donostia - San Sebastián. Y allí se asentó durante seis largos años. Dicen que los delfines se acercan a la costa cuando van a morir, pero Pakito dejó a su familia de congéneres, para regalar a los humanos un baile de saltos cada día.
Una noche de tormenta, la mar arrastro a Pakito hacia la Bahía de Pasaia, paraje natural donde las olas bordean como cuento medieval las casitas de Donibane - San Juan, que a su frente cuenta historias de Arrantzales* Pasaia - San Pedro, mientras que, al otro lado Santxo grita entre ruidos como bestia que quiere ser bella.
Y al poco tiempo tiempo, llegué a vivir a Pasaia - Donibane y conocí a Pakito, recuerdo sus respiraciones en la noche, era como si respirara la propia Naturaleza. Haciendo me sentir pequeña y a la vez muy grande... Donde sólo cabía la palabra contemplación. Era la expectación para los turistas y, como uno más del pueblo, para sus habitantes.
Pakito apareció muerto en abril del 2005. En aquél tiempo, disfrutaba de una espacio de secesión en Arteleku, Centro de Arte dependiente de la Diputación Foral de Guipúzcoa. Acababa de comenzar un Curso de Experimentación y Realización de Proyectos de Serigrafía con Pepe Albacete. Así que, qué mejor proyecto que realizar, que un homenaje a Pakito. Un elogio a la Naturaleza.
“Bahía de Pasaia, homenaje a Pakito” es un tubo de tela de casi unos 3 metros de altura, sujetada desde el techo por medio de una polea. La pieza simboliza este mágico lugar donde viví el año 2005. Fuera las olas y dentro los peces. Los espectadores pueden introducirse en su interior y experimentar la sensación de ser Pakito en el interior de la bahía.
Laurita Siles
2008